miércoles, 6 de febrero de 2013

Hoy denostamos: Tim Burton en el país de las mediocridades.

(publicada originalmente el 25 de Abril de 2010)

Disclaimer (léase dis-clei-mehr): esto es una opinión personal. Se blasfema, maldice, y gruñe sin contemplación y posiblemente muchas veces sin coherencia. Así que, si no tienes ganas de leer algo que no te puede sentar bien o no estas de humor para ello, media vuelta. La entrada va a seguir aquí, así que otro día que hayas tomado All-Bran (léase "ol-brahn") podrás leerla e igual me dejas un comentario gracioso y me echo a reir con él cuando estoy comiendo y me atraganto y me muero.
Dicho esto, que empiezen las conversiones!!!!
Y sí, hay algún spoiler.


Resumiré el argumento lo más brevemente posible, ya que no quiero centrarme en él por motivos que luego explicaré.
La película empieza con Alícia siendo una pequeñina rubia siendo consolada por su padre porque sufre unas pesadillas, a las que hace alusiones sobre los personajes conocidos por todos. Pasan los años y vemos a una demacradísima Alícia (me pareció muy delgada y con unas ojerotas dignas de jugador del WoW) y por una conversa con la que deducimos que es su madre, sabemos que su padre, un soñador intrépido y con una mente inquieta, falleció. Alícia saca a relucir el carácter rebelde (o wannabe más bien, en plan "oh, las cadenas de la societé et bluá bluá bluá") ni poniéndose el corset (símbolo de la esclavitud femenina según Disney, aceptable metáfora) ni las medias. Llegan a donde tenían que llegar, una fiesta dónde todo el mundo parece que tiene un palo metido por el culo, y al poco (si no resulta obvio per se), es para casar a Alícia con un tío feo, machista, borde, simplón y que parece que va más tieso que los demás si cabe (el palo? Al fondo del todo, a mano derecha). Después de unas escenas no muy memorables, Alícia cae por el agujero de las narices, después de salir corriendo mientras el tio cuchara se le declaraba. Cae, escena de la poción, el pastelito y la llave. Todo como todos sabemos.
Bueno, resulta que según una especie de oráculo (un calendario con dibujitos), están esperando a una Alícia que les salvará a todos matando al dragón de la reina roja cumpliendo una puta profecia típica en todas las malditas películas que voy a ver últimamente... Eno, que la cosa sigue en que el conejo y los gemelos son capturados y arrastrados al castillo. Alícia, vagando, se topa con el gato (lo único notable de la película) quién la lleva a dónde viven el sombrerero loco y la liebre de marzo. Al poco, tienen que marchar y en su huida, el sombrerero se deja capturar para que Alícia escape. La muy mandrilota tiene la intención de rescatarle y allá que va. No sólo se consigue colar en el castillo, sino que se hace dama de compañia de la Reina Roja (más bien zeppelín rojo), un personaje que no me gustaría tener de suegra. No por lo malvado (he visto personajes más malvados, y sin ser nada especial) pero por lo insoportable. Su complejo de cabeza de avellana transgénica hace que todo el mundo finja tener algo sobrecrecidito para que no le cause complejo, y un típiquisimo capitán de la guardia, que la reina está enamoradísima pero él no la soporta aunque finge muy bien (hasta que la cámara le hace un primer plano de sus caretos de asco). Alícia consigue la espada vorpalina (el arma de la profecía para matar al dragoncho) e intenta rescatar al sombrerero, aunque eso acaba en FAIL: de ello se encarga el gato durante el intento de ejecución. Alícia huye hacia donde reside su único apoyo real: el castillo de la Reina Blanca, una cejorra que parece que se cayó en un barreño de neutrex y le echó un buen trago. Alícia tiene un momento semi-romántico con el sombrerero-ensalada y al día siguiente, el de la profecía, se echa atrás para luego descubrir que de pequeña ya había estado, por lo que era LA Alícia de la profecia y que ya era hora de poner los ¿cojones? encima de la mesa y pelar al dragoncito de marras. Lo hace, vuelve a casa, deja las cosas claras, le ofrece un trato al que hubiese sido su suegro, se va a China. Fin.
En resumidas cuentas, ese es el argumento. Nada en especial. Una película que lo tenia todo para ser especial, y sin embargo, nada. Y se ahoga. En un mar de mediocridad. Digital, eso sí.
 Y ahora, los personajes...
Mía Wasikowska: no he visto nada suyo antes a esto. Simplemente me parece un papel muy simple en el cual se limita a ir y venir, y cambiarse de modelito cuando el guión lo requiere. No añade nada malo a la peli, simplemente se limita a orbitar en ella.

No encontré ninguna foto suya en la peli que valiese la pena, así que pongo esta. Me parece bastante pepins con el pelo corto. Si algún dia me hago famoso, intentaré conseguir su móvil y la agregaré al facebook porque soy un malote.



Johnny Deep: el sombrerero loco, forzadísimo protagonista masculino es simplemente Johnny Deep en un papel que no se sabe muy bien que pinta ahí, poniendo caras histriónicas todo el rato con un maquillaje que le hace parecer una ensalada con patas. Visto lo visto, otro actor lo hubiese hecho peor, así que no culpo al actor sino al guión. Lo que me huele a mierda seca van a ser las oleadas de mojabragas que van a clamar la película como la octava maravilla del cine porque sale el tío este.
En vez de poner la cacareadísima imagen del tío césar con extra de mayonesa, pongo una de mi anti-ídolo. Siempre es buen momento para recordar a Wahlbercebú, y pongo la única imagen en el mundo donde sale con el entrecejo sin ceñir (por contra la frente se le contorsiona del esfuerzo como podeis observar).



La mujer de Tim Burton: una especie de mixto de mala malosa y comic relief. Un ser chillón e insoportable cuyo melón pudo haber derribado el Titanic. No es nada especial, tan sólo dejan de lado su faceta cruel (de verdad, cortando cabezas, torturando... esas cosas que pone en la constitución estadounidense y que nos hace orgullosos de sentirnos personas) por una de mujer sola y amargada que tan sólo quiere ser querida pero cuya cómica disformidad la hace terriblemente superficial y volátil.
La Reina Roja y sus súbditos.



Anne Hathaway: este pedazo de jaca se convierte en una especie de muñeca de porcelana emo, la extrañísima Reina Blanca. Representa que pese a que sufre del mismo problema de temperamento que la Reina Roja (no en vano son hermanas), ella ha conseguido un autocontrol (por entrenamiento Jedi quizás) y ha jurado no hacer daño a ningún ser vivo.  Este voto no alcanza a afectarnos la psíque con sus amaneramientos megaexagerados y repelentes.
Reinona por sorpresa: el ataque de los cejorros antimonarquía.
Sinceramente, con lo guapa que la encuentro me parece una pena que se pueda jugar un campeonato de golf en sus cejas.... me recuerda a Rock Lee.


Crispin Glover: hace de gilipollas. 



Hasta yo me he dado cuenta. No estoy siendo ni la mitad de desgradable que otras veces. No creo que sea por la hora, o por la idea de que tendría que estar levantando copas como si tuviese unas cuentas pendientes con mi hígado. No, es mucho más triste.
Decepcionado. Pero horrores.
Joder, esta película hubiese podido marcar un antes y un después. Lo tenía todo: un director-artísta cuya concepción estética es una auténtica pasada (sólo hay que ver las dos primeras películas de Batman, son suyas y se nota ya que son las únicas realmente buenas), un actor que bien enfocado puede hacer maravillas (no es que me caiga mal Deep en sí...odio a esa horda de sectarias que creen que el cine se creó con él, nada más) y una ambientación onírica que...joder, pegaba perfectamente con el director. Pero no fué así. 
Nos encontramos con una película que, por suerte, se acaba justo cuando se empieza a hacer larga. Despegada de toda identidad que el director le quisiese dar: no me suelta el tufillo a Tim Burton.
Y por que? Simple.
 
Ellos.
Disney. No tiene otra explicación. No puede ser de otra manera. La secta del ratón de guantes blancos (para no dejar huellas) es la culpable que el guión se haya reblandecido como una cagarruta en un día tormentoso de Agosto. En vez de dejar hacer a Burton una película a su ritmo, con escenas repletas de humor grotesco y algo negrusco, se ha bajado los pantalones con una película para todos los públicos. 
Sí, tiene algún elemento que hace sonreír... pero por Dios, el primer cuarto de hora es una crítica tópica a los dictados de la sociedad (y en especial la aristocrácia, fijaos como en los cachos de la Reina Blanca sólo salen un pequeño grupito muy de refilón, los nobles buenos NO EXISTEN). El doblador del gato Cheshire es el mismo que el Chef de South Park, lo que me ha arrancado una sonrisa en más de una ocasión al recordar momentos con esa pedazo de serie.
No sé, me parece un intento desganado de crear ídolos cómo pudiesen haber sido el sombrerero o la propia Alícia. El argumento....si al menos hubiesen respetado el original y no se hubiesen sacado tremenda chorrada del sombrero (chiste intencionado, dadme una galleta) hubiese sido más aceptable, aunque, eso sí, muy muy previsible (ah, y no lo era?). Se nota que Burton quedó muy capado a la hora del guión. Lo que no entiendo es ese rollito de profecias y elegidos que están cogiendo muchos guiones. Crisis de ideas por lo que veo, que lástima
La banda sonora ni me fijé.
La fotografía? Para que? Todo está hecho por ordenador, practicamente. Y si por lo menos disimulase...pero es que a veces pega unas traviatas que parece hecho con After Effects.
A la mierda, espero que Iron Man 2 me quite este regusto de mierda que me deja el ir al cine últimamente.

Mi nota: un 5 pelado. No es mala, pero no tiene ningún elemento que la haga memorable.
Y ahora lo que todos esperábais: desnudos pornográficos .

Gunaiyden y soñad con Anne Hathaway (nosotros) y la rata de la foto (vosotras).

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